miércoles, 12 de febrero de 2014

JUGAR BIEN ES ENTRENAR BIEN


1.- SE JUEGA MAL PORQUE SE ENTRENA MAL.

La labor esencial del entrenador profesional de fútbol es entrenar eficazmente para que su equipo juegue bien con el objetivo de ganar. La mejor vía para ganar
es jugar bien. El requisito para jugar bien es entrenar bien. Pero en la práctica se incurre en multitud de errores en la aplicación de la metodología de entrenamiento.
No se parte de un buen análisis del juego y de las variantes tácticas, y abunda la aseveración de “hay que ganar como sea”. Sin embargo, está muy claro que esta frase es un tópico, una mentira y, lo que es peor, una coartada para la incapacidad.
Los que dicen que “hay que ganar como sea” entrenan “como sea”, por eso juegan tal mal sus equipos.

2.- LAS RECETAS O EL ENTRENAMIENTO 

Son muchísimos los entrenadores que se dedican a observar entrenamientos, sobre todo entrenamientos de equipos del más alto nivel, para apuntar lo que hacen y luego hacerlo ellos con sus respectivas planteles.
Además, su publican muchos ejercicios estereotipados como si sirviesen para todo y muchos les copian al pie de la letra, a modo de receta. Lo importante no son las recetas, sino los conceptos. Todo no vale para todos.
En un ejercicio de técnica no basta
con describir su desarrollo, es totalmente necesario crear unos elementos de corrección para buscar la mejora. Si se trata de una tarea táctica, se hace imprescindible dotarla de un fundamento que sea aplicable a la competición en función de las características de cada equipo.





3.- DEL CAMPO AL BANCO

No pretendo indicar que los que hayan jugado en un alto nivel profesional no puedan ser buenos entrenadores.
Hay ejemplos de grandes jugadores que después han sido grandes entrenadores. Lo que indico es que pasar directamente del campo al banco es un error. Reafirmo que jugar bien no es una garantía para entrenar, en medio se necesita una formación. Pero en nuestro país es una norma muy extendida: jugador famoso que pasa a entrenar a un equipo profesional en cuanto deja de jugar.
Lo cierto es que jugar y entrenar son dos actividades completamente distintas que requieren capacidades distintas.

Quienes consideran que haber jugado al fútbol a un alto nivel es una garantía
para entrenar bien están en un error. Se lo argumento con cinco razones muy concretas:

1ª.- Se juega por cualidades y se entrena por conocimientos.

2ª.- A la gran mayoría de los jugadores sólo les gusta jugar, pero no les gusta el fútbol; prueba de ello es que, mientras están en activo, no ven los partidos que se televisan, porque no les interesan y están pendientes de otras cosas.

 3ª.- Cuando juegan, tienen una visión muy parcial del juego y un desarrollo muy limitado del mismo, porque sólo le observan desde la perspectiva de su puesto.

4ª.- Tienden a entrenar por imitación, copiando sin análisis ni rigor lo que han hecho ellos con los entrenadores que han tenido.

 5ª.- Como la edad ya no les permite seguir jugando, quieren mantenerse, ahora como entrenadores, en una actividad a la que han estado muchos años ligados; no son entrenadores por vocación, sino por seguir la inercia de una actividad que puede permitirles un puesto de trabajo.

Muchos de ellos, recientemente pegaban patadas ala pelota  y ahora pegan patadas a la pedagogía.

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